martes, 14 de abril de 2009

Be Hospitable

Trabajé en ese lugar por casi tres años. La filosofía que debía adoptar por la lógica de mi trabajo aún me queda. A veces pienso que siempre la tuve conmigo. Esa complacencia que muchas veces raya en lo absurda, se ha arraigado en mí y justo ahora me he venido a dar cuenta. Las cosas han cambiado, esta situación se ha tornando insoportable. Mi estricto sentido del acatamiento: a lo que “tienes que hacer”, a tus obligaciones, tus funciones y actividades, se habían vuelto mi pan de cada día. El decir hola buenos días, que gusto verle, un gusto saludarle, si por supuesto, caballero, joven, señorita, como no, disculpe, podría usted, había pensado que tal vez, lo lamento mucho pero, si usted me permite, me encantarìa complacerle pero, podemos tal vez considerar que, y mil sarta de politeces me agobia.

Había pensado que si valía ser complaciente pero que mala suerte, la vida y sus reiteradas nociones de enseñanza me han dado la mismita enseñanza que no. Yo había pensado que se escuchaba bonito.

Me rebelo, hasta aquí llega mis buenos modales.

En esta trinchera actual, esto ya no funciona. Los sofistas me ganan, como logro “Conect” con la gente?, cómo logro que me compren la experiencia que se regala? Qué lógica y que postura queda ahora?

En memoria al H (hotel) y dedicado al M (ministerio)

lunes, 6 de abril de 2009

Eri kami.. (la gente Islada)

Para no quedarse fuera de esa onda anecdótica que anda por la blogermanía, hoy me permito publicar lo que sigue. Mi muy buena amiga Amanda, la Dra. A ha tenido la gentileza de visitarme este fin de semana en Guayaquil, vaya Dios a saber cuánto le ha costado eso y por eso es que, en honor a la doña y como no quiero dejar morir la paginita, releo sus blogmemorias buscando algo y resulta que me llama la atención otra vez Murakami vs. Mishima, pienso y digo: mi dear, Murakami está de moda.

La anécdota que continúa es buena porque bien lo dice el citado escritor: “el mundo está lleno de pares de chicas”. Es buena porque resulta que este viernes, dándole a la risueña conversa, presiona que presiona a la buena suerte (cruzando los dedos), haciendo nuestros cuadros sinópticos mentales, lo bueno, lo malo y feo de la X cosa, pasando el tiempo en la nicotica, resulta que ganamos por esa mismita frase, 2 cervezas de cortesía enviadas por unos incaracterizables señores de la mesa de al lado.

Mmm, en estos casos solo hay dos formas según cómo continuar. Por inercia uno acepta la cortesía, ya destapadas y todo, como no? Pero además o te interesa agradecer o no te interesa agradecer, en este caso lo segundo gana, por ende unas gracias fingidas que más bien quisieron decir: “quien les dijo que queríamos mas cerveza, si ya hasta nos íbamos, además nos interrumpen, no ven que estamos hablando!”, unas sonrisas que casi llegan a la cortesía y viramos la cara, cogimos las cervezas, brindamos a los ojos (por supuesto) y ya emprendíamos a continuar la conversa, cuando lógicamente era de esperarse se acerca uno de los 4 susodichos.

La anécdota es trivial si la cogemos tal cual. La anécdota no es trivial si la cogemos como sigue. El mundo está lleno de pares de chicas. Dos chicas solas en un bar y en lo oscuro diría el buen Benedetti. Dos chicas solas conversando amenamente en un bar es como raro. Dos chicas solas en un bar, seguro y no la están pasando bien. Dos chicas solas en un bar y uno se pregunta donde están sus machos, apuesto a que no tienen ni quien les ladre.

Justo la Dra. A se mueve al baño y empieza el susodicho diciendo: me puedo sentar? Como me quedo sola, no me queda más que poner la cara de siéntate pero no hables por favor, asiento con la cabeza. Los comentarios vertidos que continúan mueven la anécdota: Usted es hija de un teniente de las fuerzas armadas? ¿?! Usted es una mujer muy linda.. ¿…? Yo soy Ing. en sistemas de la policía nacional ¿?! Mientras ya dijo sus “drogazoqueteces” llega la Dra. y ve la escena, se ríe. No se te ocurra entablar conversa le digo, ya era tarde, mi estimada lo toma como estudio antropológico y le da. Continua el tipo diciendo: “no parezco pero soy teniente y ellos 3 son mis subalternos ¿..?!!” Los miramos de reojo, y ellos saludan sonrientemente hacia nosotras. Usted conoce Venezuela? Yo conozco Venezuela! Como se llaman? Hace ademán de que le dé de mi cigarrillo.

Se acerca un segundo ciudadano policial, amigable más bien, menos borracho. Éste no está drogado parece y emite la mejor de las preguntas: “Pero díganme, que hacen dos chicas guapas solas un viernes en la noche? Porque imposible que no tengan enamorado?” Hasta allí.



Ya camino a casa, luego de sortear la invitación a sentarnos en una nueva mesa, “reservada en ese mismito momento, para que vayamos, allí, allí, a esa nueva mesa, solo tienen que levantarse y virar, mira la mesa, nos enseña la mesa, allí, allí..! -me tomé la molestia de virar pero para tomar una foto, la cual la cuelgo por aquisito mas abajo o más arriba de esta entrada-; viene la reflexión.

Entre pregunta y pregunta claro, entre reírnos y llorar, la cosa es así. Si bien es cierto que podría ser un común denominador, cuando uno no cuenta con pareja, -lo que dos personas como nosotras puede entender por pareja-, pensar que a uno le hace falta algo; por alguna razón no determinada todavía, en esta temporada del año, ese “plus” no es tan "producente". Por ahora, el acompañamiento se ha vuelto casual y bienvenido. Dos chicas solas sentadas en un bar, son eso, dos chicas solas sentadas en un bar, hablando quien sabe de qué, queriendo quien sabe qué. En esta ocasión solo comentaban, entre otras cosas, un encuentro furtivo ocurrido recién, la victoria latente a la no adherencia a las “rapunzelgirls” y también, la planificación de las siguientes dos semanas de nuestras vidas: Muisne y Portoviejo aparecen en el mapa, quien lo habría pensado. Si hablamos de ladrar, una jauría anda por allí siempre rondando.

Para el que no entendió, preguntémosle a Silvio:

El polvo y tiempo acumulados
sobre tu esperanza se olvidaron de ser.
Se han ido fugando de tus ojos,
dándole sitio a luces propias de una mujer.

Por eso tu sonrisa ha cambiado
algo en este invierno, que ya no pasará
sin luz —como todos los inviernos—
tenaz —como todos los inviernos—
fugaz —como todos los inviernos—
estás desafiando a la ciudad,

a aquella señora que hace bien el café,
al manso marido que despierta a las seis
y al tonto reloj del rey.

No sabes cuánto de subversivo
vive en una sonrisa que no quiere comprar
y cuánto de muerte hacia el pasado
que se incrusta en los dedos,
cual resto de humedad.

La historia choca contra tu saya
y se hace remolinos que huyen del amor,
como se dice que huyen los demonios
de las estancias crueles para el odio.

Bendita está tu risa.
Amén.