lunes, 6 de abril de 2009

Eri kami.. (la gente Islada)

Para no quedarse fuera de esa onda anecdótica que anda por la blogermanía, hoy me permito publicar lo que sigue. Mi muy buena amiga Amanda, la Dra. A ha tenido la gentileza de visitarme este fin de semana en Guayaquil, vaya Dios a saber cuánto le ha costado eso y por eso es que, en honor a la doña y como no quiero dejar morir la paginita, releo sus blogmemorias buscando algo y resulta que me llama la atención otra vez Murakami vs. Mishima, pienso y digo: mi dear, Murakami está de moda.

La anécdota que continúa es buena porque bien lo dice el citado escritor: “el mundo está lleno de pares de chicas”. Es buena porque resulta que este viernes, dándole a la risueña conversa, presiona que presiona a la buena suerte (cruzando los dedos), haciendo nuestros cuadros sinópticos mentales, lo bueno, lo malo y feo de la X cosa, pasando el tiempo en la nicotica, resulta que ganamos por esa mismita frase, 2 cervezas de cortesía enviadas por unos incaracterizables señores de la mesa de al lado.

Mmm, en estos casos solo hay dos formas según cómo continuar. Por inercia uno acepta la cortesía, ya destapadas y todo, como no? Pero además o te interesa agradecer o no te interesa agradecer, en este caso lo segundo gana, por ende unas gracias fingidas que más bien quisieron decir: “quien les dijo que queríamos mas cerveza, si ya hasta nos íbamos, además nos interrumpen, no ven que estamos hablando!”, unas sonrisas que casi llegan a la cortesía y viramos la cara, cogimos las cervezas, brindamos a los ojos (por supuesto) y ya emprendíamos a continuar la conversa, cuando lógicamente era de esperarse se acerca uno de los 4 susodichos.

La anécdota es trivial si la cogemos tal cual. La anécdota no es trivial si la cogemos como sigue. El mundo está lleno de pares de chicas. Dos chicas solas en un bar y en lo oscuro diría el buen Benedetti. Dos chicas solas conversando amenamente en un bar es como raro. Dos chicas solas en un bar, seguro y no la están pasando bien. Dos chicas solas en un bar y uno se pregunta donde están sus machos, apuesto a que no tienen ni quien les ladre.

Justo la Dra. A se mueve al baño y empieza el susodicho diciendo: me puedo sentar? Como me quedo sola, no me queda más que poner la cara de siéntate pero no hables por favor, asiento con la cabeza. Los comentarios vertidos que continúan mueven la anécdota: Usted es hija de un teniente de las fuerzas armadas? ¿?! Usted es una mujer muy linda.. ¿…? Yo soy Ing. en sistemas de la policía nacional ¿?! Mientras ya dijo sus “drogazoqueteces” llega la Dra. y ve la escena, se ríe. No se te ocurra entablar conversa le digo, ya era tarde, mi estimada lo toma como estudio antropológico y le da. Continua el tipo diciendo: “no parezco pero soy teniente y ellos 3 son mis subalternos ¿..?!!” Los miramos de reojo, y ellos saludan sonrientemente hacia nosotras. Usted conoce Venezuela? Yo conozco Venezuela! Como se llaman? Hace ademán de que le dé de mi cigarrillo.

Se acerca un segundo ciudadano policial, amigable más bien, menos borracho. Éste no está drogado parece y emite la mejor de las preguntas: “Pero díganme, que hacen dos chicas guapas solas un viernes en la noche? Porque imposible que no tengan enamorado?” Hasta allí.



Ya camino a casa, luego de sortear la invitación a sentarnos en una nueva mesa, “reservada en ese mismito momento, para que vayamos, allí, allí, a esa nueva mesa, solo tienen que levantarse y virar, mira la mesa, nos enseña la mesa, allí, allí..! -me tomé la molestia de virar pero para tomar una foto, la cual la cuelgo por aquisito mas abajo o más arriba de esta entrada-; viene la reflexión.

Entre pregunta y pregunta claro, entre reírnos y llorar, la cosa es así. Si bien es cierto que podría ser un común denominador, cuando uno no cuenta con pareja, -lo que dos personas como nosotras puede entender por pareja-, pensar que a uno le hace falta algo; por alguna razón no determinada todavía, en esta temporada del año, ese “plus” no es tan "producente". Por ahora, el acompañamiento se ha vuelto casual y bienvenido. Dos chicas solas sentadas en un bar, son eso, dos chicas solas sentadas en un bar, hablando quien sabe de qué, queriendo quien sabe qué. En esta ocasión solo comentaban, entre otras cosas, un encuentro furtivo ocurrido recién, la victoria latente a la no adherencia a las “rapunzelgirls” y también, la planificación de las siguientes dos semanas de nuestras vidas: Muisne y Portoviejo aparecen en el mapa, quien lo habría pensado. Si hablamos de ladrar, una jauría anda por allí siempre rondando.

Para el que no entendió, preguntémosle a Silvio:

El polvo y tiempo acumulados
sobre tu esperanza se olvidaron de ser.
Se han ido fugando de tus ojos,
dándole sitio a luces propias de una mujer.

Por eso tu sonrisa ha cambiado
algo en este invierno, que ya no pasará
sin luz —como todos los inviernos—
tenaz —como todos los inviernos—
fugaz —como todos los inviernos—
estás desafiando a la ciudad,

a aquella señora que hace bien el café,
al manso marido que despierta a las seis
y al tonto reloj del rey.

No sabes cuánto de subversivo
vive en una sonrisa que no quiere comprar
y cuánto de muerte hacia el pasado
que se incrusta en los dedos,
cual resto de humedad.

La historia choca contra tu saya
y se hace remolinos que huyen del amor,
como se dice que huyen los demonios
de las estancias crueles para el odio.

Bendita está tu risa.
Amén.


2 comentarios:

amanda dijo...

Pasaste al lado marrón.
Esta lidno y coge su color.
Tenemos hasta el verano para volar y mientras tanto podemos jugar a profetas.

byceversa dijo...

jugar a profetas, jugar a que no nos importa, jugar a que no jugamos. la gente aislada, si te fijaste porque es? por silvio, nuestro Dios y explicasionario, por floreana, por muisne, por tì. Como un homenaje a nuestra amistad, andamos muy unidas ultimamente, ya te digo no se si sea bueno o malo esta amistad, acuerdate lo que definimos el domingo: ya que cada quien vea por su lado.. ja