martes, 14 de abril de 2009

Be Hospitable

Trabajé en ese lugar por casi tres años. La filosofía que debía adoptar por la lógica de mi trabajo aún me queda. A veces pienso que siempre la tuve conmigo. Esa complacencia que muchas veces raya en lo absurda, se ha arraigado en mí y justo ahora me he venido a dar cuenta. Las cosas han cambiado, esta situación se ha tornando insoportable. Mi estricto sentido del acatamiento: a lo que “tienes que hacer”, a tus obligaciones, tus funciones y actividades, se habían vuelto mi pan de cada día. El decir hola buenos días, que gusto verle, un gusto saludarle, si por supuesto, caballero, joven, señorita, como no, disculpe, podría usted, había pensado que tal vez, lo lamento mucho pero, si usted me permite, me encantarìa complacerle pero, podemos tal vez considerar que, y mil sarta de politeces me agobia.

Había pensado que si valía ser complaciente pero que mala suerte, la vida y sus reiteradas nociones de enseñanza me han dado la mismita enseñanza que no. Yo había pensado que se escuchaba bonito.

Me rebelo, hasta aquí llega mis buenos modales.

En esta trinchera actual, esto ya no funciona. Los sofistas me ganan, como logro “Conect” con la gente?, cómo logro que me compren la experiencia que se regala? Qué lógica y que postura queda ahora?

En memoria al H (hotel) y dedicado al M (ministerio)

1 comentario:

amanda dijo...

Vaamoos!! y no me digas que no te aliente, que no eres mi paciente y que no vas a parir. Pues te cuento que si, que acabas de parir un niño grandote y sano.

Dale que puedes ser otra Esmeraldeña, multìpara, como yo.

abrazo.